16 Mayo 1984
Grabación de entrevista con paciente:
Voy caminando y un zumbido llena mi cerebro. Nada es realmente tangible a mi alrededor. El terror modifica sensiblemente todo lo que alcanzo a ver... Tan solo hace un instante salía de aquel cuarto... ahora espero lo inevitable. Siento que corro y que una transpiración fría baña todo mi cuerpo. Alcanzo a ver a los peces en la pecera, nadando lentamente, sin producir ningún sonido... Sólo es posible oír el ruido estridente que golpea mis tímpanos: ése sonido sordo y grave, una y otra vez, en constante aceleración. Un grito... un aullido va subiendo desde mis piernas pasando por mi garganta, casi rasgándola... Los muebles de la sala parecen alejarse, se hacen largos y lejanos cuando los veo. Las paredes pierden su verticalidad; se deforman las esquinas y el techo se muestra muy cercano aquí donde estoy y amplio al fondo. Mis padres y tíos platican sin verme, no se percatan que ahí está. Mueven la boca y los calla el golpeteo sordo que ahora lo llena todo. ¿Cómo es posible que no se den cuenta de lo que está por ocurrir?
El tiempo ya no existe, como un reloj congelado detuvo su marcha para dar paso al mal...
Sé que ahí está, aprieto las manos y quiero gritar nuevamente pero ahora solo emito un leve quejido... no tengo aliento. Siento las lágrimas correr por mi cara, mis ojos giran sin rumbo en sus cuencas buscando refugio. Mi cara arde absolutamente congestionada, incluso puedo oler mi sangre golpeando cada poro, buscando salir. Mi boca no da más, está absolutamente abierta... congelada en una mueca de angustia y pánico.
Al borde de la razón, de la resistencia, oigo un golpe sigiloso que comprueba la presencia que tanto temo. Está aquí y viene por mí... Instintivamente volteo para verlo y siento cómo se doblan mis rodillas, caigo al piso y puedo, por fin, hinchar los pulmones al máximo, se distiende mi cuello y nuevamente me brota un grito desde mis piernas, corriendo por todo el cuerpo, queriendo borrar a ese ser, queriendo eliminarlo antes de que me toque... ¿Por qué el mal surge así de la nada?
Mis ojos se cruzan con los suyos... son dos tizones rojos que buscan y localizan fríamente a su presa, totalmente dilatados por el placer de tenerme solo a tres pasos. Pareciera que emiten fuego. Su piel se ve viscosa, gris, fría.
Mientras procuro huir, esa cosa corre a mi alrededor, haciéndome ver que puede aniquilarme en cuanto lo desee. No tengo idea de lo que hago, no soy ya consciente de mis movimientos, no se si continúo en el suelo o si estoy corriendo... Esa cosa gira y brinca mostrando su superioridad. Lo hace tan rápido que no veo sus pies, solo escucho sus garras contra el piso produciendo un lastimoso chirrido.
Estoy trepando algo, estoy a un metro del suelo. Frente a mi hay una silla por la que ahora, muy lentamente, comienza a ascender... y yo solo puedo gritar más y más fuerte... ¡Súbitamente brinca sobre mí...! La luz se va, todo se calla, se suspende...
El tiempo... es un recuerdo de otras épocas, cuando tenía una familia y su amor se palpaba en el aire...
El Doctor Neri apagó la grabadora, había escuchado la cinta muchas veces intentando comprender la extraña patología. Casi sin darse cuenta accionó el botón de play para escucharla nuevamente.
Después de analizar mentalmente las posibles afectaciones, rotuló el expediente: Paciente de la habitación 104 (El prefería no involucrarse con los nombres) y en el expediente escribió:
"Paranoide, esquisofrénico, posiblemente traumado por el ataque de algún animal en su infancia."
Investigar consumo de psicotrópicos, Analisis de sangre
22 de Mayo 1984
Se enciende nuevamente la luz de la habitación 104 y esos desconocidos ven dentro de mis ojos nuevamente... Sonidos, pisadas, mi respiración va cobrando nuevamente su ritmo mientras siento el sudor corriendo sobre mis costillas. Siento la entrepierna húmeda y me angustia que continúe una y otra vez siempre así...
Espero que un día todo parará...
Esa noche en la que el paciente 104 estaba particularmente ansioso, el pulso cardíaco alcanzó los 135 latidos por minuto; el doctor comenzó a escuchar un sonido como un rasquido, un chirrido, quizás el sonido de algo que se arrastra contra el piso y que rodeaba la cama una y otra vez...
Grabación de entrevista con paciente:
Voy caminando y un zumbido llena mi cerebro. Nada es realmente tangible a mi alrededor. El terror modifica sensiblemente todo lo que alcanzo a ver... Tan solo hace un instante salía de aquel cuarto... ahora espero lo inevitable. Siento que corro y que una transpiración fría baña todo mi cuerpo. Alcanzo a ver a los peces en la pecera, nadando lentamente, sin producir ningún sonido... Sólo es posible oír el ruido estridente que golpea mis tímpanos: ése sonido sordo y grave, una y otra vez, en constante aceleración. Un grito... un aullido va subiendo desde mis piernas pasando por mi garganta, casi rasgándola... Los muebles de la sala parecen alejarse, se hacen largos y lejanos cuando los veo. Las paredes pierden su verticalidad; se deforman las esquinas y el techo se muestra muy cercano aquí donde estoy y amplio al fondo. Mis padres y tíos platican sin verme, no se percatan que ahí está. Mueven la boca y los calla el golpeteo sordo que ahora lo llena todo. ¿Cómo es posible que no se den cuenta de lo que está por ocurrir?
El tiempo ya no existe, como un reloj congelado detuvo su marcha para dar paso al mal...

Al borde de la razón, de la resistencia, oigo un golpe sigiloso que comprueba la presencia que tanto temo. Está aquí y viene por mí... Instintivamente volteo para verlo y siento cómo se doblan mis rodillas, caigo al piso y puedo, por fin, hinchar los pulmones al máximo, se distiende mi cuello y nuevamente me brota un grito desde mis piernas, corriendo por todo el cuerpo, queriendo borrar a ese ser, queriendo eliminarlo antes de que me toque... ¿Por qué el mal surge así de la nada?
Mis ojos se cruzan con los suyos... son dos tizones rojos que buscan y localizan fríamente a su presa, totalmente dilatados por el placer de tenerme solo a tres pasos. Pareciera que emiten fuego. Su piel se ve viscosa, gris, fría.
Mientras procuro huir, esa cosa corre a mi alrededor, haciéndome ver que puede aniquilarme en cuanto lo desee. No tengo idea de lo que hago, no soy ya consciente de mis movimientos, no se si continúo en el suelo o si estoy corriendo... Esa cosa gira y brinca mostrando su superioridad. Lo hace tan rápido que no veo sus pies, solo escucho sus garras contra el piso produciendo un lastimoso chirrido.
Estoy trepando algo, estoy a un metro del suelo. Frente a mi hay una silla por la que ahora, muy lentamente, comienza a ascender... y yo solo puedo gritar más y más fuerte... ¡Súbitamente brinca sobre mí...! La luz se va, todo se calla, se suspende...
El tiempo... es un recuerdo de otras épocas, cuando tenía una familia y su amor se palpaba en el aire...
El Doctor Neri apagó la grabadora, había escuchado la cinta muchas veces intentando comprender la extraña patología. Casi sin darse cuenta accionó el botón de play para escucharla nuevamente.
Después de analizar mentalmente las posibles afectaciones, rotuló el expediente: Paciente de la habitación 104 (El prefería no involucrarse con los nombres) y en el expediente escribió:
"Paranoide, esquisofrénico, posiblemente traumado por el ataque de algún animal en su infancia."
Investigar consumo de psicotrópicos, Analisis de sangre
22 de Mayo 1984
Se enciende nuevamente la luz de la habitación 104 y esos desconocidos ven dentro de mis ojos nuevamente... Sonidos, pisadas, mi respiración va cobrando nuevamente su ritmo mientras siento el sudor corriendo sobre mis costillas. Siento la entrepierna húmeda y me angustia que continúe una y otra vez siempre así...

Espero que un día todo parará...
Esa noche en la que el paciente 104 estaba particularmente ansioso, el pulso cardíaco alcanzó los 135 latidos por minuto; el doctor comenzó a escuchar un sonido como un rasquido, un chirrido, quizás el sonido de algo que se arrastra contra el piso y que rodeaba la cama una y otra vez...
28 de Mayo 1984
11:50 PM
El paciente cerró los ojos, queriendo apartarse y comenzó a murmurar quedamente
11:50 PM
El paciente cerró los ojos, queriendo apartarse y comenzó a murmurar quedamente
Erat burulú nu mefer aruga
Balam burulú anger feter
Ecura aní aruga teret
Erat burulú nu mefer aruga
Balam burulú anger feter
Ecura aní aruga teret
Erat burulú nu mefer aruga
Balam burulú anger feter
Ecura aní aruga teret
Quedó sumido en un sopor y su voz se hizo inaudible mientras el pulso comenzó a adquirir un ritmo normal.
Esa noche ocurrieron varias cosas; el doctor pensó en intentar investigar qué es la letanía que el paciente repite una y otra vez, por otro lado solicitó al departamento de mantenimiento que investigaran si hay ratas en las tuberías, había escuchado sonidos extraños. En la madrugada, justo a las 3 AM el paciente tuvo una crisis especialmente intensa.
3:25 AM
Debió de golpearse en la nuca, -comento uno de los enfermeros cuando vieron sangre en la camisa de sujeción, a la altura de la nuca. Cuando lo revisaron descubrieron un corte en la base del cuello y tuvieron que suturarlo con tres puntos. Los enfermeros cruzaron una mirada de extrañeza y escribieron un informe.
Debió de golpearse en la nuca, -comento uno de los enfermeros cuando vieron sangre en la camisa de sujeción, a la altura de la nuca. Cuando lo revisaron descubrieron un corte en la base del cuello y tuvieron que suturarlo con tres puntos. Los enfermeros cruzaron una mirada de extrañeza y escribieron un informe.
8:30 AM
-¿Sabes? -dijo uno de los enfermeros, llamando la atención de su compañero, -nos van a culpar por la herida del 104, es absolutamente ilógico que se haya dañado, seguramente se soltó y quiso hacerse daño.
Su compañero lo escuchó y estuvieron de acuerdo en tirar el informe original y cambiarlo por otro en el que supuestamente se les había caído de la cama en un forcejeo.
Pasaron varias semanas de franca recuperación, y el paciente pareció normalizarse. En una entrevista con el doctor Neri, se negó a repetir o al menos conocer una oración en un idioma extraño y súbitamente se negó a platicar más, por lo que lo guiaron al patio común; al día siguiente, comenzó a estar más ansioso, no comió nada y le administraron una dosis mayor de tranquilizantes. En su cama comenzó a sudar y uno de los enfermeros que lo atendió la noche en que se lastimó, comenzó a escuchar quedamente:
-¿Sabes? -dijo uno de los enfermeros, llamando la atención de su compañero, -nos van a culpar por la herida del 104, es absolutamente ilógico que se haya dañado, seguramente se soltó y quiso hacerse daño.
Su compañero lo escuchó y estuvieron de acuerdo en tirar el informe original y cambiarlo por otro en el que supuestamente se les había caído de la cama en un forcejeo.
Pasaron varias semanas de franca recuperación, y el paciente pareció normalizarse. En una entrevista con el doctor Neri, se negó a repetir o al menos conocer una oración en un idioma extraño y súbitamente se negó a platicar más, por lo que lo guiaron al patio común; al día siguiente, comenzó a estar más ansioso, no comió nada y le administraron una dosis mayor de tranquilizantes. En su cama comenzó a sudar y uno de los enfermeros que lo atendió la noche en que se lastimó, comenzó a escuchar quedamente:
Erat burulú nu mefer aruga
Balam burulú anger feter...
Era la noche del 24 de Septiembre, había luna llena, el hospital psiquiátrico se llenó nuevamente de gritos angustiosos... en un cuarto aislado, se escuchó nuevamente.
Erat burulú nu mefer aruga
Balam burulú anger feter
Ecura aní aruga teret
Erat burulú nu mefer aruga
Balam burulú anger feter
Ecura aní aruga teret...
Sí, era el paciente del 104. Lo sedaron casi al límite de su resistencia, mientras con la quijada apretada, luchando por no dormirse, continuaba repitiendo una y otra vez...
Erat burulú nu mefer aruga...
3:10 AM
-Increíble. -Dijo el doctor Neri al estar viendo a través de la ventana de la puerta del cuarto 104, en el que el paciente con el cráneo rapado se revolcaba intentando quitarse la camisa de seguridad al tiempo que gritaba incoherencias. -Como ustedes comprueban ahora, –dice el doctor, -la camisa de control evita que este paciente se haga daño. Las correas también evitan cualquier tipo de agresión hasta que logremos erradicar sus fantasías. El doctor siguió de largo en su visita nocturna con un grupo de estudiantes revoloteando a su alrededor, restando importancia a lo que grita el paciente fuertemente atado.
Antes de dormir, el doctor Neri anotó en su itinerario: “Analizar las ondas sonoras que se escuchan al fondo con un analizador digital de amplio espectro, corroborar que en el hospital no haya ratas”.
6:20 AM
El paciente del cuarto 104 falleció súbitamente.
El doctor nunca pudo explicarse las heridas profundas en el cuello y las piernas, y mucho menos el estallamiento de costillas aún con la camisa de control bien ajustada.
-La mente hace cosas sorprendentes... -dijeron al correr el cierre de la bolsa de hule negro.
Epílogo
12 de Octubre 1984
8:00 AM
El nuevo ayudante de limpieza estaba aseando la habitación 104 cuando se resbaló y se golpeó la frente, puso los ojos en blanco y al incorporase comenzó a murmurar. El hospital escuchó nuevamente una letanía que creyeron olvidada...
El doctor nunca pudo explicarse las heridas profundas en el cuello y las piernas, y mucho menos el estallamiento de costillas aún con la camisa de control bien ajustada.
-La mente hace cosas sorprendentes... -dijeron al correr el cierre de la bolsa de hule negro.
Epílogo
12 de Octubre 1984
8:00 AM
El nuevo ayudante de limpieza estaba aseando la habitación 104 cuando se resbaló y se golpeó la frente, puso los ojos en blanco y al incorporase comenzó a murmurar. El hospital escuchó nuevamente una letanía que creyeron olvidada...
Erat burulú nu mefer aruga
Balam burulú anger feter ...
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